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domingo, mayo 5, 2024

Libros y alpargatas: una batalla con consecuencias impredecibles para Javier Milei

Los estudiantes y los gremios asoman con capacidad de reconducir a la acción el malhumor social, ante la crisis que tiene paralizada a la política tradicional. Derechos arraigados en un reclamo transversal. Ecos de los Cordobazos.

La multitud que marchó por las calles de Buenos Aires le dejó un contundente mensaje a Javier Milei. La sociedad que parece soportar el efecto de la motosierra en sus bolsillos no está dispuesta a ceder un derecho arraigado en el acervo cultural: la educación pública y gratuita.

La defensa de las universidades públicas -con un prestigio académico ganado con suficiencia a lo largo de décadas y con la UBA como bandera- tras el brutal recorte presupuestario que las pone en jaque fue suficiente para movilizar cientos de miles, no solo en torno a la Plaza de Mayo, sino también en las principales ciudades del país. Y, aunque al Presidente le pese en sus provocadores mensajes en las redes sociales, no fueron los “zurdos” los que salieron a la calle. O, mejor dicho, no solo los “zurdos”. Se manifestaron por la causa de la educación principalmente las clases medias que votaron la aventura libertaria y que son capaces de mantener la calma a la hora de hacer peripecias para llegar a fin de mes.

La reacción infantil en Instagram de Milei no hace más que confirmar: la bala entró. Resta ver si, en esta cuestión, será capaz de rever políticas y prioridades, o si se concentrará en la descalificación. Una marea que se pierde en el horizonte, captada por los drones, tiene más contundencia que los micro ejemplos que proponen los trolls del Gobierno: tal o cual dirigente político intentando capitalizar los hechos, una insignia gremial o la presencia de sectores naturalmente afines a la oposición.

La estrategia de generalizar casos aislados son fuegos artificiales que comprará solo su propia tribuna. Si Milei “no la ve”, caerá en el riesgo de encapsularse y comprar el microclima de sus aduladores. Un error que ya cometieron quienes lo antecedieron. Libros y alpargatas en la misma marcha le dan amplitud y legitimidad al reclamo.

Liderazgos y una historia a cuestas

Con el malhumor social contenido, acaso porque la política tradicional no está en condiciones de reconducirlo hacia la acción, una guerra contra las universidades puede ser el peor negocio para el Presidente. Además de que, en los hechos, las casas de estudio fueron el motor de oportunidades para la movilidad social ascendente, de madurar la masiva protesta de ayer las consecuencias serán impredecibles.

Con “la casta” desorbitada, el movimiento estudiantil puede aportar nuevos liderazgos. El caso más cercano, el del actual presidente chileno, Gabriel Boric, líder de la revuelta universitaria de 2011 en el país trasandino. La generación de la protesta que cambió los paradigmas y que terminó llegando al poder. En Argentina, quien intenta romper los paradigmas es Milei, y aunque tiene cierto éxito en su batalla cultural anti política, está lejos aún de cristalizar la renovación dirigencial.

Pero inclusive en Argentina, las revueltas estudiantiles iniciadas en Córdoba, en 1918 y 1969, hicieron mella en las estructuras políticas. En el primer caso, con la reforma universitaria y el fortalecimiento de la Unión Cívica Radical como partido que condujo demandas de las clases medias. La UCR mantiene al día de hoy peso en las casas de estudio, y buena parte de los dirigentes que están en posiciones de poder se formaron en la liga estudiantil de Franja Morada. Por eso la transversalidad de la marcha de ayer incluye al radicalismo, que podrá acompañar al Gobierno en iniciativas centrales, pero que no puede mirar al costado cuando se trata de defender la educación superior gratuita. Está en sus genes.

El segundo Cordobazo , en tiempos turbulentos, hirió de muerte a la dictadura de Juan Carlos Onganía. El acompañamiento gremial de ayer tampoco fue una novedad: la simbiosis sindical-estudiantil de las semanas del 69 nació por el recorte de derechos laborales en las fábricas.

Ahora, a juzgar por la calle, la acefalía de liderazgos que parece tranquilizar a Milei refleja en estos cuatro meses de su administración dos hechos que rompieron la lógica de la sociedad adormecida: el paro de la CGT del 24 de enero y la marcha federal universitaria de ayer.

Deberá observar el Presidente cómo y por qué se dieron ambos fenómenos. O hacer jueguito para los propios. Y de paso aplastar uno de los pocos orgullos que nos quedan: la universidad pública y gratuita.

 

 

Ambito

Ariel Basile

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