Sabo recibió con lágrimas en los ojos el abrazo de una vecina que lo reconoció apenas llegó a la escuela con su esposa, Magdalena. El hombre también fue saludado por los policías que custodiaban el centro de votación, informó el sitio Diario26.
El padre del kioskero asesinado afirmó que tenía su voto decidido desde antes de la tragedia del domingo pasado, cuando Leandro Suárez, de 29 años, y su novia, de 15, entraron al local para robarle a Roberto y terminaron por dispararle al menos cuatro veces.
«Dicen que van a poner un santuario frente al kiosco y no estaría mal porque hace cuarenta años que estamos en la cuadra«, expresó Pedro Sabo el martes pasado, cuando le dio el último adiós a su hijo.
Acompañado de los hijos de Roberto, Tomás y Nicolás, Pedro pidió «no politizar» la muerte del kiosquero. Sin embargo, para ese entonces ya se habían producido varias marchas en Ramos Mejía y otros puntos del Conurbano bonaerense en las que los vecinos pidieron más seguridad.