Altas fuentes en Cambiemos hablan de un posible “sistema para encanutar guita” en la propiedad habitada por apenas dos monjas ancianas que De Vido y López mismos se habrían encargado de refaccionar. Dobles fondos y falsas paredes.
Para vivienda de religiosas, el monasterio Nuestra Señora del Rosario de Fátima en General Rodríguez no está nada mal. Los efectivos de la Policía Bonaerense y los miembros del Ministerio de Seguridad de la provincia que lo recorrieron esta mañana se sorprendieron con sus amplias galerías, las rejas colocadas recientemente, tejas sin ninguna grieta y paredes al estuco fresco. «Ni humedad tiene», lanzó un alto oficial luego de ver el lugar.
Hubo figuras en la Iglesia local que vivieron en condiciones menos halagadoras. Por ejemplo, Fernando Bargalló, ex obispo de Merlo-Moreno, vivía en un cubo blanco despintado con un perro mestizo al fin de la zona de La Reja antes de que una indiscreción con una mujer de alta sociedad le costara el puesto. El Nuestra Señora del Rosario, por otra parte, tiene refacciones recientes a simple vista.
El Arzobispado de Mercedes-Luján no tardó en despegarse con un eufemismo: mediante un comunicado, aclaró que el lugar forma parte de una asociación privada de fieles. Pero para ciertas cabezas en el Ministerio de Seguridad provincial y el gobierno de Cambiemos, los responsables de esas refacciones fueron el ex superministro Julio De Vido y su secretario de Obras Públicas José López, detenido por querer ocultar más de 8,5 millones de dólares en el monasterio esta madrugada.
La Policía encontró en el lugar a apenas dos monjas, ambas de avanzada edad, incluida la superiora del lugar, la cual declaró ante la Justicia desde su cama, un testimonio que no fue de gran valor debido a la pastilla que tomó para dormir la noche anterior. Una voz política lanza: «¿Tanto lugar para apenas dos monjas? Y si De Vido y López fueron los que hicieron las refacciones, entonces ponete a pensar».
Una de las religiosas mismas reconoció que López «ayudaba», pero que solo traía «té o café». La sospecha, confían voces de peso en el Gobierno a Infobae, se vuelve evidente: «Acá lo que puede haber es un sistema para encanutar guita, en una ‘casa amiga'». Otros políticos kirchneristas están sospechados. Darío Kubar, actual intendente de General Rodríguez, señaló a Daniel Scioli como un conocedor del lugar.
Que habría más dinero oculto en el monasterio es una sospecha que comparte la fiscal del caso, la doctora Alejandra Rodríguez, que mantiene a López detenido por el arma que le fue hallada y por presunto lavado de dinero. El uso de retroexcavadoras, tal como en los campos de Lázaro Báez en la Patagonia, no está descartado. Pero el ministro Cristian Ritondo mira más abajo: la sospecha está en los subsuelos, las celdas de rezo y las refacciones mismas para cualquier chance de falsas paredes o dobles fondos. Por lo pronto, Ritondo le envió señales a la fiscal Rodríguez para que registre a fondo la propiedad.
Cuando la Policía lo encontró tres minutos después del llamado inicial de un vecino al 911, López tenía 160 bultos de plata entre su Chevrolet Meriva, registrado a su nombre en Río Gallegos, y la cocina del lugar. Hay fuentes en la investigación que aseguran que fue sin avisarle a las monjas luego de seis años de ser un generoso habitué. Otros, que hubo un contacto previo.
La plata estaba repartida entre su auto y la cocina del monasterio: había millones de dólares, euros, yenes y moneda de Qatar que un grupo de tesoreros del Banco Provincia contaron hasta altas horas de la tarde.
También, López buscó ocultar seis relojes de lujo, incluidos dos Omega y dos Rolex modelo President en sus estuches. La documentación de la Meriva habló de un domicilio en Tigre; la PBA perita cámaras para determinar su recorrido hasta el monasterio y dónde cargó sus bultos millonarios.
Ahora, ¿qué llevó al ex secretario de Obras Públicas y actual diputado ante el Parlasur a esconder una fortuna de dudoso origen la casa de unas monjas? ¿Qué fue lo que lo empujó? Para los investigadores, todavía sin su indagatoria en la mano, fue la tensa situación de su ex jefe De Vido en Comodoro Py lo que lo forzó a esconder la plata, algo que se suma a su causa por enriquecimiento ilícito a cargo del juez Rafecas. «Se veía venir un allanamiento», dice un detective, que también descarta que López se haya vuelto loco de repente.
En su celda, vigilado por dos policías, estuvo «agobiado, muy deprimido; se le vino el mundo abajo», pero un médico lo revisó y determinó que está en tiempo y lugar.
Hay otro cabo suelto, en la larga lista de cabos sueltos del caso: el ex intendente de General Rodríguez, Juan Pablo Anghileri, fuertemente alineado con el kirchnerismo. Fuentes en el nuevo municipio afirman que Anghileri frecuentaba el monasterio con López y De Vido, que fue visto ahí en repetidas ocasiones.
Infobae