El gobierno les soltó la mano y temen que el daño provocado durante estos años se les vuelva en contra si ganan Alberto y Cristina.
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y promotora de la represión y el gatillo fácil; Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupción y querellante en varias de las causas que mantienen presos de forma irregular a exfuncionarios, políticos y dirigentes sociales opositores; y Mariano De Federici, a cargo de la Unidad de Información Financiera, ladero de Alonso en la avanzada judicial. Son tres de las espadas del macrismo, decididamente abocadas a provocar daños en las filas kirchneristas durante el gobierno de Cambiemos y que no descartan abandonar la Argentina y buscar refugio en el exterior -o sus viejos oficios- ante la posibilidad de ser investigados por las innumerables tropelías que supieron poner en marcha desde 2015 hasta la fecha.
Dicen que sus vidas corren peligro por el rol que tuvieron. A los tres los une un sinsabor -relata hoy Clarín-: se sienten decepcionados. Aseguran que el Gobierno les soltó la mano y que nadie los llamó después del 11 de agosto cuando el Frente de Todos reventó las urnas en las PASO. Para peor, están convencidos que a partir del 10 de diciembre, si Macri se va a la casa, habrá una embestida hacia ellos desde los sectores con quienes “se metieron”, judicialmente, en sus respectivas gestiones.
“Yo y mi familia nos quedamos sin custodia el 10 de diciembre y nadie me dijo nada”, relata el gran diario argentino que disparó Bullrich, preocupada, en una reunión con sus colaboradores. Si Macri no reelige, la abanderada del Gobierno en la lucha contra el narcotráfico pasará a ser el 11 de diciembre una ciudadana más.
En su informe de gestión ante el Congreso, la UIF a cargo de Mariano Federici expuso los resultados de su labor. Fue querellante en 156 causas por lavado de activos y logró el congelamiento administrativo de fondos depositados en el exterior, cuyos titulares son personas imputadas. La Unidad de Información Financiera logró que los jueces inmovilizaran fondos por más de $519.500 millones. Muchas de las investigaciones están vinculadas a ex funcionarios y empresarios kirchneristas. Su mandato durará dos años, hasta julio del 2021. Sin embargo, dos fuentes de la Casa Rosada indicaron a Clarín que Federici «deberá buscarse otro destino» a nivel país, si Macri pierde las elecciones.
El caso de Laura Alonso, hoy en la Oficina Anticorrupción, es también complejo. Macrista de la primera hora, se inmoló por el Gobierno. Recibió a razón de 100 denuncias mensuales; de ese total, 90 se derivaban y 10 cumplían con los requisitos de intervención de la OA; que involucren a algún funcionario nacional y que el rango sea medio alto. Sobre cada caso, se abría una investigación.
Colaboró para llevar a juicio a Cristina Kirchner y encarcelar a Julio de Vido, Amado Boudou y compañía. También contribuyó a que los más encumbrados empresarios desfilaran por Comodoro Py en la causa de los Cuadernos.
En una reciente conversación con su equipo, Alonso describió su situación. “Hoy no puedo caminar por la calle o ir al supermercado, para evitar problemas. Pero yo no soy Macri, vivo de un sueldo”. Son varios los que ya le ofrecieron ayuda internacional.
A la preocupación por su situación, Alonso le suma la decepción con Macri y con Marcos Peña. Días atrás, le confesó a un legislador:“A mi no me llamó nadie del Gobierno desde el 12 de agosto.Ni para decirte quedate tranquila, te vamos a bancar. Y estoy pensando irme a vivir al exterior”.
En privado la jefa de la OA entiende que el Presidente está compungido por haber quedado con un pie afuera del Gobierno. Pero cree que Macri debió convocar a los 50 dirigentes que “pusieron el cuerpo” para darles tranquilidad. O que al menos, Peña los hubiera llamado para brindarle algo de sosiego. Si Macri era reelecto, ella ya había decidido dejar la OA. Ahora deberá prepararse para afrontar eventuales juicios en su contra.
Laura Alonso no tiene dudas que irán por ella. En diálogo con su gente asegura que es una de las principales presas que pretende el kirchnerismo, que su cabeza es políticamente valiosa. Incluso más que Federici. Mientras que en el caso de Patricia Bullrich, el verdadero peligro subyace en los narcos que encarceló y en los kilos de droga que incautó.
En un reciente encuentro con diputados de la Coalición Cívica, del que participó Elisa Carrió, Laura Alonso ironizó: “Acabamos de arreglar con Paula (Olivetto) que vamos a una celda juntas. Vos vas a ir a una separada”, dijo mirando a Carrió. En ese momento, todos alertaron que van a tener que salir a “bancar” a la titular de la OA y a la diputada.
La buena noticia para los todavía funcionarios es que podrán retomar sus antiguas tareas, al menos en el caso de Alonso podría seguir conduciendo la ONG financiada por el CEO de uno de los fondos buitre beneficiados por Macri, Paul Singer. De Federici, también tiene chances de volver a desempeñarse como abogado en el Fondo Monetario Internacional, cargo que ostentó hasta ingresar al gobierno macrista. En tanto, Bullrich podría acompaña a su esposo en la venta de armas o bien golpear las puertas de la embajada norteamericana en Argentina, lugar que frecuenta mucho desde hace varios años.