Eduardo Ciarocchi, dueño de una maderera, y su mujer Nancy fueron víctimas de tres delincuentes encapuchados y armados que ingresaron a su vivienda de la calle 12 de Octubre al 2400 y se llevaron cerca de 500 mil pesos.
Ciarocchi detalló que «estábamos cenando y el error nuestro es haber dejado la ventana abierta porque estaba muy pesado, y se mandaron. Cuando nos queríamos acordar estaban acá. Nos tiraron al suelo y ataron. Uno cuidaba los movimientos y los otros robaban».
El atraco duró «más de una hora» y los asaltantes, con actitud agresiva, le aplastaban su cabeza contra el piso y «me ecían que me iban a clavar un destornillador en el ojo», contó el empresario.
Producto de los nervios y dado que padece hipertensión, Ciarocchi se descompensó y sentía que le faltaba el aire.
«Yo les decía por favor, fijense que mi marido es hipertenso. No se lleven una vida», acotó su mujer.
De acuerdo a lo indicado por el hombre, los ladrones eran dos aunque su esposa Nancy refirió que pudo observar a otro sospechoso.
«Yo vi dos que entraron y automáticamente me tiraron al suelo y ahí quedé», añadió.
El monto de lo sustraído rondó entre los 400 y 500 mil pesos, correspondientes a la recaudación de su local comercial
«Es lo que juntamos del negocio, que traemos y después llevamos al banco», indicó.
El propietario de la maderera sospecha de un entregador y aportó un dato que puede resultar valioso para las líneas investigativas.
«Ahora tengo que mirar las cámaras del negocio porque hace 15 días andaba un auto en movimiento. Un cliente me dijo ‘guarda cuando salen que ahí está uno vigilando’. Han hecho un trabajo previo», afirmó.
De acuerdo a lo que pudo averiguar esta redacción, los malvivientes habrían escapado en un automóvil (Ford Focus) que está siendo investigado por la policía con el sistema de monitoreo de la zona.
«Supuestamente hay unos vecinos que los vieron que subieron a un coche en la otra cuadra», contó.
Eduardo remarcó que en su barrio los episodios de inseguridad se han incrementado en el último tiempo y ya son moneda corriente, por lo que se replantea un nuevo horizonte en otra vivienda.
«Para estar con miedo acá. Me voy a un departamento o a lo que sea. Después de 37 años donde nos casamos y vinimos a vivir acá pero no da para más».